martes, 8 de noviembre de 2011

Música, cuento*, hasta pronto.

*Esta entrada va a ser algo más larga. El domingo marcho a Irlanda, a buscar una experiencia laboral y una mejor pronusiesion in inglis, así que quiero compartir una historia que hace tiempo me rondaba por aquí. Trata de una historia encontrada en un papel escondido en la caja de un disco de vinilo que contenía esta pieza mágica y alguien con buen gusto me recomendó





así que espero que podaís leerla mientras la escuchaís, al menos en mí están muy parejas. Asumo que la longitud puede ser excesiva y disuadiros de su lectura...pero me arriesgaré, esta vez. Espero que os guste. Y leeros y escribiros desde la verde Erin :)


Érase que se era, en un antiguo reino que las crónicas que del suceso hablan colocan antes del esplendor de las arenas persas y los jardines de ensueño de babilonia, un rey llamado Mdrez. Su reino no ha sido nunca encuadrado, aunque parece las pocas fuentes que disponemos coinciden en que incluía desiertos y selvas remotas, llegando hasta el mar, y protegido por montañas casi inaccesibles al norte. Las crónicas independientes a la que cuenta esta historia lo tratan como a un gran constructor y benefactor de su pueblo, y resaltan la fastuosidad y el esplendor de sus palacios, fuentes y jardines, laberintos gozosos y salas de oración a los dioses y de recogimiento en bibliotecas amplias y cuidadas, junto con otras salas, y edificios a lo largo de su reino que en verdad parecen una exageración benevolente, dada la época probable de que se trata. Su nombre significaba, según los mismos autores, “el que quiere saber”, y en verdad parece imposible que pudiera existir un nombre más apropiado a su talante. Enemigo de la guerra y sus aceros voraces y no envenenado por la pasión que despierta en algunas almas atormentadas el fulgor del oro brillando en la noche, había tratado de vivir según sus propias inclinaciones a la sencillez y a la búsqueda de la sabiduría.

Tenía dos hijos que habían crecido en fuerza, belleza y amor por su padre, pues su madre había muerto cuando ellos aún eran muy jóvenes. Mdrez les devolvía todo el amor que sentía por ellos multiplicado por el que su buena esposa había hecho germinar en su corazón…pero una tristeza lo consumía algunas veces en los paseos nocturnos por sus amenos jardines. Pues sus hijos crecían, según pensaba, en el error de dedicar sus anhelos a aquellas pasiones que el Rey rehuía. Su hijo mayor disfrutaba en el combate y el choque de espadas, y su hija, muy pequeña aún, parecía holgarse demasiado en los bienes que Mdrez creía más breves que un dibujo en la arena. Y varias veces se encontraba sin ellos, en sus reuniones con los sabios que hacía llamar desde dónde quiera que se encontrasen si tenía noticia de ellos, en los exámenes a nuevos pergaminos para su biblioteca y en la contemplación de las estrellas. Y le dolía su ausencia.

Cierto día, llegó un hombre a palacio, diciendo ser un hombre sabio (la mejor de las credenciales que con el buen rey se podría presentar) que solicitaba audiencia con el Rey. Cuando Mdrez accedió, el augur, pues tal era su arte, le contó las historias más extrañas que nunca hubiera oído, pero tras esas gozosas revelaciones, le advirtió sombríamente que para desgracia de su pueblo y de su reino, los dragones de la guerra habían despertado al otro lado de su frontera. El pueblo nómada de los Hunai había arrasado la antigua ciudad de Salmerai, la ciudad dónde nació la escritura y la sede del gran palacio de los sabios, según la leyenda. Y Mdrez sintió cómo el ardor del viento del combate quemaba su estómago, a la vez que el temor helaba su espalda. Pero nada dijo. Quiso preguntar al misterioso augur que depararía el futuro:

-Sólo me es dado pronunciar las breves frases que traza el río que vemos correr a pocos pasos entre tus árboles de la seda y las acacias del jardín. Estas son: Conocerás la sabiduría, pero pagarás el precio. La primera herida la recibirás del reino y tu heredero. La segunda, de tu hija y los habitantes de tu ciudad más lejana. La tercera será la más dolorosa, pero quizá pueda curar las otras dos en el corazón de un hombre sabio.

Mdrez sintió aprensión y temor, pero quiso ofrecer al adivino cobijo y sustento esa noche. Miraron las estrellas y el Rey quedó asombrado por su conocimiento de las danzas celestes. Al nacer el día, marchó con la escarcha de la mañana. Durante un tiempo, el Rey pensó en las palabras del adivino, sin encontrar más sentido que una posible guerra, pero el tiempo pasó y fue disipando sus temores.

Meses después, sus consejeros demudados, interrumpieron en una de sus salas, mientras examinaba los mapas antiguos: “Señor -le dijeron- los mensajeros informan de que nuestras fronteras están siendo invadidas. Un enorme río de gentes pacíficas de los reinos más allá del desierto atraviesa las fronteras del Este. Todo nos hace pensar que los Hunai se aproximan.

Mdrez recordó y maldijo las palabras del adivino. Tiempo después, sus inquietudes parecían regresar cruelmente. Mandó a sus mensajeros hacia las fronteras, más allá de desiertos, páramos y cordilleras, y trató de no precipitarse, tal el hombre sabio y precavido que aspiraba ser. Pero las noticias no eran fáciles de esconder, y una noche, el príncipe se presentó en sus austeros aposentos. “Padre –se dirigió a él con dulzura- me lo has dado todo y ni siquiera sería digno de desenvainar esta espada si su filo te apuntara a dos tiros de lanza. ¿Pero por qué no confías en mí?. Oigo que los Hunai nos amenazan y no voy a ser yo quién anhele romper su brida con mi daga? Dime que renuncie a tus palacios, y lo haré. Ninguna queja me oirás pronunciar si me prohibes viajar por tu reino. Aguantaré sin lágrimas si me pides que no aparezca en tu presencia. Pero no me pidas que no defienda tu reino y el amor de tus súbditos frente a quienes lo amenacen.”

Mdrez le replicó, “hijo mío, ninguna cosa de las que has dicho podría ni siquiera empezar a ordenarla. Tú y tu hermana sois mi mayor felicidad, y no despegaría mis labios para decir algo contra vosotros sin pedirle a la muerte que llegara desde su pozo del desierto a llevarme con ella inmediatamente. Pero hay graves augurios en tu contra y temo que marches, y te prohibo marchar. Otros generales dirigirán la expedición”

-¿Acaso envíamos al mastín para aplacar al lobo, padre?- gritó el príncipe, presa del dolor. Tu reino es mi sangre, y si resulta herido, yo sangraré.
- Podría encerrarte.
- Podrías. Pero me prohibirías cualquier esperanza de felicidad
- Podría explicarte
- Podrías. Pero no apagarías la fuerza de mi decisión
- Podría convencerte de que…
- No, padre. Eso no lo podrías hacer.

Mdrez se sintió conmovido, pero temía aún, porque amaba a su hijo y el amor ve con más perspicacia todos los peligros que existen en el mundo. Y se resistía a concederle su deseo, aunque esto también le desgarraba las entrañas. Tras tres noches sin poder dormir, torturado por los malos augurios y elevando sus plegarias a los indiferentes dioses, llamó a su hijo, y con la voz temblorosa, le dio su permiso para partir al frente de sus tropas. Una lágrima cayó en su mano cuando el príncipe se inclinó para besarla. Mientras partían, el Rey temblaba ante la perspectiva de que quizá fuera el último recuerdo que le quedase de él, y sintió angustia. La caravana fue desapareciendo tras las murallas de su capital, llamada Afoz.

Durante el largo tiempo que siguió, las noches fueron el peor castigo para Mdrez. Por el día, disfrutaba del crecimiento de su niña, que llenaba de olvido sus peores imaginaciones, pero en la noches se veía solo, incapaz de dormir, y cuando lo conseguía un breve rato era acosado por las pesadillas. Vió morir a su hijo de muchas formas, y a sus mensajeros incapaces de dejar de tartamudear ante la noticia. Vió su sepulcro frente a los de sus padres y el de su querida esposa. Y temía acercarse a las murallas y mirar el horizonte, estaba pasando demasiado tiempo… Así que cuando oyó la música que anunciaba la llegada de un correo importante, se sintió desfallecer, Se sentó pesadamente en el trono, y trató de encontrar motivos de esperanza en su rostro. No quería ordenar al mensajero hablar antes de eso. Pero no los encontró. Así que cuando lo ordenó, y la voz neutra aunque orgullosa del correo le explicaba su gran victoria frente a los nómadas, e incluso la liberación de Salmerai, un triunfo mayor del que hubiera podido soñar cualquiera en la corte, y el envío de todos los libros que había sido posible rescatar de la destrucción, el rey se sintió aliviado, conmovido, orgulloso, perplejo. Y se avergonzó de haber hecho caso a un vagabundo que se decía adivino antes que confiar en el valor de su hijo. Y quiso cabalgar a su encuentro en la frontera, junto con su hermana, la hija que tanto alivio le había proporcionado a su tempestuoso espíritu.

El encuentro fue alegre y sobrio, Mdrez no era dado a las efusiones. Pero sintió que podría morir tranquilo cuando vio a los dos hermanos abrazándose sin fin. En la tienda del príncipe, los planes de reconstrucción de las murallas a lo largo de todo el reino para prever futuros ataques y la anexión de las ciudades arrasadas por los Hunai antes de su derrota para que sus antiguos habitantes pudieran retomar su vida en ellas ocupaban cientos de planos, órdenes, informes. Fue hablando de ello cuando la princesa le pidió quedarse en aquellos lugares para poder dirigir la reconstrucción. Entonces, el Rey pensó en las heridas profetizadas. Porque no quería separarse de ella, ni verla sola en un mundo que no conocía, y porque su mente volvió a imaginar todos los peligros que podría correr. Sin embargo los días pasaron, y cuando la caravana real inició el camino de regreso para otorgar la celebración en honor del príncipe, el Rey accedió a sus deseos, y ocultó sus lágrimas. Durante el camino de vuelta enviaba correos veloces para asegurarse de que no le faltaba nada y que sus deseos eran cumplidos. Las noticias de vuelta eran breves y tranquilizadoras, pero entre ellas siempre seguía esa desazón leve de no poder contar con su querida hija a su lado, que ni siquiera sus cartas disipaban.

“Querida luz de mi vida, habeís destruído las malas semillas y edificado la esperanza de ciudades populosas. Habeís crecido y prosperado en rectitud, como el poderoso árbol de la seda que ha recibido los dones de la claridad y la frescura. Me siento orgulloso de ti. Pero voy envejeciendo y te extraño. Besos, bálsamo de mi incipiente vejez”

“No es propio de un gran Rey amado de sus súbditos y temido por sus enemigos hablar así, querido Padre. Sabes que quedan muchos años para recibir y sentir el afecto de su pueblo agradecido, y de tus hijos que te adoran. Tanta lectura te hace el ser más pensativo del reino, pero te vuelve demasiado sentimental. ¿Por qué no sentir de nuevo el viento en tu rostro? Oigo que mi hermano se ocupa de planificar las murallas, al otro lado del reino. Como mi trabajo, llevará años. Pero merecemos encontrarnos antes de terminarlo. Recibe mi amor más puro, Padre”

“Leo la carta de mi querida hermana y me sumo a sus reproches, Señor. No es propio quejarse tanto, ni temer por nuestro desempeño. Somos felices y pensamos cada día en ti. No debes sufrir. Envío con mi jinete más veloz mi entusiasmo por la idea de la princesa, debemos darte una alegría. La lectura está ablandándote, Padre”.


El rey pensó en lo mayores que se habían vuelto, de repente, en lo mayor que debía resultar y en su propio cansancio, ates de pedir al cielo por la salud y la alegría de sus hijos y agradecerle su inmensa fortuna. Esa misma tarde, comenzaron los preparativos. Y semanas después, Mdrez inició su camino a través del reino, por todas las ciudades principales, que multiplicaban su población con la gente que llegaba de las cercanas, aclamado y feliz, pero ansioso por encontrarse en las fronteras que reconstruía su princesa. Las crónicas se detienen en demasiados detalles sobre cada ciudad, cada edificio, todas las muestras de admiración que el Rey despertaba, más aún cuando se unió desde el Oeste el príncipe que salvó su reino. Vale decir que se demoraron felizmente en llegar a su destino.

La ciudad de Istafanu, antigua enemiga ahora reconstruída y sumada a su reino, abrió sus puertas entres pétalos de flores, fiesta y música. Fueron días de felicidad, explicaciones, reencuentros. Las ciudades que la guerra había destrozado aparecían radiantes y plenas de vida. Mdrez no pudo sino admirar el desempeño de su hija, y sintió extrañeza por las preocupaciones que había albergado cuando era una niña. No habían seguido su visión de la vida, y a veces se lo había reprochado en silencio. Pero estaba equivocado. Visitó otras ciudades, recibió nuevos homenajes, y un día, el día de la nueva separación llegó. Mdrez se sentía cansado, y pensó que quizá la próxima vez en que los vería de nuevo y juntos fuera en torno a la cama de un anciano enfermo. Pero esta vez no quiso sino disfrutar de cada momento con ellos, y cuando la separación llegó, la emoción estaba de parte de sus hijos. El príncipe no encontraba palabras, y la princesa lloraba y sonreía. Más tarde, cada uno siguió hacia su misión, planificar una defensa, reconstruir una ciudad, gobernar un reino.

Pasaron los años.

Cierto día, tras el breve paseo que sus piernas fatigadas le concedían y sentado en una silla de la biblioteca, ojeando algunas historias de civilizaciones remotas, recibió un anuncio; un súbdito suplicaba verlo, y añadía que ya habían hablado antes, hace mucho tiempo. Mdrez raramente negaba una audiencia. Pero no esperaba que el antiguo augur, alto y enjuto, con la barba y las sienes ya plateadas, los ojos más hundidos pero su misma sonrisa, volviera a verlo. A veces había pensado en su predicción, pero se le había ido olvidando. De cualquier manera, siempre sería grato tratar con él. Le indicó que se sentara junto a él y le mostró sus volúmenes, orgulloso. La conversación se demoró entre noticias de los pueblos de las montañas y la explicación de fenómenos extraños, como aquellos en los que el sol parecía oscurecerse para volver a nacer de la que hablaban los antiguos. El cielo fue nublándose, y al fin, antes de retirarse a sus aposentos, el Rey quiso saber su futuro, y sobre todo, si había sufrido ya esas heridas que le otorgarían la sabiduría.

El adivino le respondio: “En cada corazón se interpretan los designios de la naturaleza de distinta forma. Pero por lo que hemos hablado esta tarde, sé que sufriste por tu hijo cuando partió a luchar, te entristeciste por la partida de tu hija, y no confiaste mucho en ellos. No eran lo que tú hubieras deseado, pero ahora sabes que estás orgulloso y feliz de ellos. Así que la primera herida del miedo a la guerra te enseñó que no es bueno sufrir por aquello que el destino no ha provisto aún. La segunda fue otra separación, la del miedo a la soledad y la falta de confianza. Y has aprendido que aprender es siempre equivocarse, caer, recordar lo que no sabes. La tercera herida se refiere al suceso doloroso que siempre acompaña al Rey más poderoso o al cabrero más humilde. Mi querido y resplandeciente Rey, para las cosas que de verdad importan…siempre se aprende demasiado tarde”

El adivino, cuyo nombre no menciona la crónica, lo que hace especular a ciertos eruditos sobre su autoría, pasó algunos días en conversaciones con el rey, en la que trataron la sabiduría de los pueblos que no recopilaban sus conocimientos en pergaminos, el lenguaje de las aves, los seres de las cumbres de las montañas, las leyes de los caminantes del desierto y las leyendas de los seres del río que atravesaba gran parte del reino. El rey organizó una cena en su honor, y el adivino partió a la mañana siguiente. Mdrez lo vio partir desde sus jardines, con su cayado y su andar lento pero decidido contra el sol que oscurecía su silueta y hacía refulgir las cantarinas fuentes de sus jardines de distintas alturas, como cascadas doradas y arcoiris.

Los relatores cuentan que Mdrez vivió más años rodeado del amor de su pueblo y los suyos. Sus hijos hicieron prosperar su reino, y fueron felices en la valentía y la bondad, como su padre lo había sido en la sabiduría. Y a partir de su reinado, el país fue languideciendo, sufriendo al acoso de sus vecinos. Lamentablemente, las fuentes parecen basarse en unos pocos textos y los palimpsestos encontrados sugieren que quizá se trata de una historia común a muchas culturas, aunque la falta de datos de algunas épocas y territorios hagan defender aún a varios investigadores la veracidad histórica del gran Rey Mdrez y sus hijos Arslum y Yauntiai. Leyenda o historia, a este explorador le pareció que merecía ser contada, y que quizá encierra algún detalle valioso para algún lector que se aproxime a este humilde relato. Y para que conste, así lo manifiesta y lo deja escrito.

La foto es de un parque de atracciones disney. También venía en la caja del vinilo... ;PP

26 comentarios:

  1. Explorador, vengo sin poco tiempo para leer, pero no quiero dejar de desearte que tengas muy buen viaje!!!!! y que todo te vaya genial!
    Prometo volver a terminar de leer la entrada entera :)
    Un beso

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  2. La verdad es que tu asuencia, aunque sea intermitente, la voy a notar. Resulta extraño. No te he visto jamás, no sé el color de tus ojos pero sí somos entes, de algún modo. Yo te echaré de menos. Seguro, inevitablemente.
    Suerte a los valientes que salen. Que un tipo como tú se marche a la verde Irlanda dice mucho del estado de las cosas.
    Este cuento que nos dejas es espléndido. O hoy tengo el día de flojera o me emocionado de verdad, por esta historia de felicidades, de gentes e hijos capaces de superar la adversidad. Qué decir. Un reino junto al mar. Un isla a la que volver. Eso, creo, es lo que queremos unos cuantos.
    Un abrazo. Y que sepas encontar el camino de vuelta.

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  3. Wow, una fascinante historia, justo del tipo de cuentos que despiertan mi imaginación. Mdrez, como nombre se me hace familiar, quizas de un sueño.

    Por cierto, los mejores deseos en tu viaje. Irlanda debe ser hermosa, generaciones y siglos que no paso por allá.
    Hare Krishna, explorador.

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  4. Oye, Explorador, ¿por qué no me buscas a mí trabajo en Irlanda? ;)

    Me he encantado lo de las danzas celestes. El miedo, tal y como tú relatas, es nuestro mayor enemigo, el que nos impide avanzar y, sobre todo, disfrutar de lo que tenemos. Lo mejor es el aquí y el ahora. Me alegra que tu historia, pese a todo, tuviera final feliz.

    ¡Buen viaje, Explorador!

    Stay dry, as Newyorkers say.

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  5. Muchas felicidades por el cuento. En mi humilde opinión está a la altura de la magistral composición del maestro Rodrigo.
    Me parece muy acertada la relación con la música, y en mi caso, he terminado de leerlo justo cuando sonaban las últimas notas.

    Espero que en Irlanda te vaya todo genial y que no abandones el blog.

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  6. Muchas gracias a todos, espero que podamos seguir en contacto, y que así sea.

    Nikkita, muchísimas gracias, yo también te deseo lo mismo. Sé que la entrada es larga, tómate tu tiempo ;)

    Igor, sí, leer a alguien te hace sentir la ilusión de conocerle. Muchas gracias...lo de valiente, bueno, realmente no es mucho tiempo y no sé lo que haré luego, pero al menos no sufriré antes de que las cosas pasen...espero ;) Si olvido el caminio de vuelta, os visitaré. Cuídate :)

    Tom, esa era la intención, me alegra haberlo conseguido ;) Irlanda debe ser bonita, sí, ya os contaré :)

    Zambullida, eso está hecho, si encuentro algo, para allá te lo mandaré y para allá, que será acá, te vienes ;P Lo mejor, aquí y ahora, no obstante. Gracias, y me encanta esa frase ;)

    Patricia, Thank you very much, y hasta pronto :)

    Laura, gracias, aunque sea un poco exagerado, me encanta que te haya gustado. Y que guarde relación con la duración del video, no sabía si lo haría más o menos bien.

    Yo también lo espero, ambas cosas, y lo haré todo para que así ocurra. También te deseo lo mejor a ti.

    Un abrazo general¡¡Y que todo nos vaya lo mejor posible a todos!!

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  7. Mi querido explorador, y siento empezar este comentario como una carta de despedida dolorosa, porque eso es lo que produce saberte lejos, aunque sé que como muchos de los que disfrutamos las letras y el contacto humano que nos aporta este mundo de textos e imaginación, anhelarás y vendrás a nuestro encuentro en mas ocasiones, aunque la tierra ahora nos separe un poquito mas.
    Tomar el viaje como una etapa buena en la vida, una nueva aventura, conocer gentes extrañas para que dejen de serlo, ver paisajes que prometen ser de incalculable belleza, de eso es de lo que hay que aprender y por ello te felicito. Ya sabes (y te dije) que si pudiera me iba contigo jaja lastima que no pueda ser ¿no? Pero espero tus diarios de viaje y las, seguro, muchas anécdotas que te traerás bajo el brazo.
    Ahora el texto, que canción mas bonita la del concierto, un gustazo escucharla de fondo mientras que me sumergí en esta historia de un hombre sabio y una familia de luchadores. Un bello reino que necesitaba ser salvado y qué mejor que el dueño para hacerlo. Una pregunta se me despierta, y es: como aquel viejo dicho, “¿qué fue antes la gallina o el huevo?, porque si el hombre que augura desdichas no hubiese alertado al rey, quizás los acontecimientos no habrían sido los mismos, o por otro lado al haber tenido esa información de antemano fue por lo que este soberano aprendió tanto y tanto.
    Genial esa joyita que tenías guardada, una despedida llena de nostalgia y aventuras bien plasmadas, pero que triste me dejas por marcharte, espero que pronto vuelvas con nosotros, porque cariño mío, te echaremos de menos. Como dice nuestro compañero Igor, notaremos fuerte tu ausencia.
    Muchos muchos besos, hoy me concedo el privilegio de dártelos inmensos, para que te duren mucho mas tiempo.

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  8. Muchas gracias, Irene, los atesoraré conmigo. Espero que el contacto no se resienta, pero de momento hay algo de incertidumbre. Gracias por la felicitación, me alegra que te gustase la entrada

    Un abrazo :)

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  9. Explorador, genial el relato, me ha encantado leerlo, y sí... se pueden sacar muchas conclusiones de entre sus líneas.
    Desearte que esta nueva aventura que emprendes por las verdes tierras de irlanda sea muy provechosa y venga cargada de experiencias positivas, seguro que así será.
    Te deseo toda la suerte del mundo para esta nueva andadura!
    besines

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  10. Chiquillo, qué historia tan bonita, contigo se me acaban los adjetivos sin que parezca que quiero llegar a pedirte en matrimonio.

    Te deseo todo lo mejor en esta aventura, yo he tenido la fortuna de rodar más que una peonza por mi trabajo y al final aunque muchas veces la nostalgia te encoge el alma con el tiempo te das cuenta de que todo ha sido para bien.

    Espero que no nos des la oportunidad de echarte mucho de menos.

    Un fuerte abrazo

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  11. Vane, me alegro, yo también te deseo mucha suerte en lo que emprendas. Besos :)

    Juanjo, si lo vas a hacer que sea antes de que Mariano se vea Presidente, que aún no quiere decir nada (¿conoceís a la gente del planeta neutral de Futurama? ;PP) Muchas gracias por el consejo, de veras que me viene muy bien. Yo también espero tener la oportunidad de seguir incordiando ;) jejejeje... Un abrazo enorme

    Gracias a ambos ;)

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  12. Querido Explorador. Te vas a explorar otros mundos, otros lugares. Y tal vez otros misterios... Me alegra un montón tu decisión.No he estado en Irlanda aunque bien que me gustaría, Si en Inglaterra por temporadas. Las Islas Británicas tienen su encanto. Un encanto muy particular. Me encantaría visitar Escocia sobre todo en el verano cuando se celebra el festival en las calles de Edimburgo. ¡Algún día realizaré este sueño!.
    No he leído tu largo escrito. Tal vez por eso, por ser tan largo, me he vuelto perezosa. Pero te aseguro que lo haré. Como siempre lo he hecho a conciencia cada vez que te leo. Tal vez, tardo un poco... pero siempre arribo a tu acantilado para disfrutar de los buenos y nuevos hallazgos del Explorador.
    También espero que tu estancia sea feliz, llena de encanto, descubrimientos y progreso. Mucho progreso. Espero que no sea un ruptura en tu casa. Tu blog es un punto de encuentro que se me ha hecho familiar. Así que, sin más preámbulos, te deseo que todo se te cumpla y que tus ilusiones se llenen mucho para que puedas ir contando por capítulos tus exploraciones. Desde aquí, desde estas diminutas otras islas te recordaré. Vivir en islas es una experiencia distinta. Y tú vas a dar grandes rodeos para descubrirlas,nunca se termina de descubrir una isla por muy pequeña que sea.Siempre ahy rincones llenos de encanto esperando por uno. No me cabe la menor duda.Atento a la música, tengo entendido que es muy, muy buena. Ya compartirás buenos títulos y buenos descubrimientos. Un fuerte abrazo, amigo.Tanci

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  13. Jo, qué bonito. Me ha encantado. Y me ha puesto muy sensible. Y con esta música tan bonita.
    Que te vaya bien por Irlanda, pero no nos dejes sin ti. No nos prives de tus cuentos y tus historias.
    Alimenta este rincón. Te echaré de menos si no lo haces. Prometido.
    Me quedo con esto: "En cada corazón se interpretan los designios de la naturaleza de distinta forma".
    El mío dice que si de vez en cuando no veo una entrada nueva en tu blog, latirá con una gotita más de tristeza.
    Suerte en la aventura. Y cuenta algo de vez en cuando, valiente.

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  14. Uno de los adagios más bonitos de la historia de la música, aunque yo prefiero el Canon de Pachelbel.

    Una historia preciosa la que nos dejas antes de tu partida. Te deseo un feliz viaje y una mejor estancia. Espero que puedas sacar el tiempo necesario para que podamos seguir leyéndote.

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  15. La placentera atención con que se sigue tu relato viene a demostrar que las tradicionales fórmulas narrativas siguen plenamente vigentes. Esto lo sabía Borges, cuyo eco resuena a veces entre tus líneas y sobre un nítido fondo de milyunanoches. Me quedo con ese “Y has aprendido que aprender es siempre equivocarse..., recordar lo que no sabes”. Un primer saludo (que no será el último), y suerte en tu aventura irlandesa.

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  16. Tanci, un millón de gracias. Espero que todo sea para bien...y muchas gracias a ti por hacer el esfuerzo, en verdad el relato quedó algo extenso... Que tus deseos se cumplen, también ;)

    Luisa, yo también echaría de menos si no pudiera estar con vosotros, así que lo intentaré :) Gracias por lo de valiente, en realidad son unas cuantas semanas de beca...pero se agradece igual :) Gracias a ti, valiente ;P

    Juanjo, muchas gracias. Deseo que puedas seguir escribiendo, e informándome de los progresos de la Liga, de todas desde la NBA hasta la vuestra ;)

    Juan bienvenido, siempre (espero que tampoco sea la última vez que nos encontremos) y gracias por el elogio, quizá algo exagerado ;) pero que se agradece un montón.

    ¡¡Gracias a todos, de nuevo!!

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  17. ¿Irlanda? Vaya, tenía mis esperanzas puestas en que fueses a otro sitio... Supongo que ahora cambiarás el acantilado del avatar por una foto de The Gigants Causeway. Al menos Irlanda es la cuna de Ryanair y, si te quedas por un tiempo razonable, puedes ir de fin de semana a muchos otros lugares de Europa (Escocia, por ejemplo).

    Si quieres información de Dublin, tu pregunta. Hubo un tiempo en que se me confundía con una nativa y algo siempre queda :-)

    Por cierto, la historia te ha quedado muy amena. Estaba vaga y aún así la leí entera. Además da gusto cuando se te ve positivo.

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  18. El relato me ha gustado mucho, está lleno de bellas palabras. Para mi gusto tiene nivel y altura y leyéndote he pensado que yo también quiero escribir así.
    La música de fondo ha sido un acierto. Maravillosa la guitarra de Paco de Lucía. Una vez asistí a un concierto suyo.
    Tu futuro presente-hoy ya es domingo-espero que satisfaga tus expectativas, que el Buen Dios te guíe y que la luz de tu camino ilumine tus pasos.
    Me gustará saber de ti.
    Un abrazo y la mejor de las suertes.
    4J

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  19. Hola,preciosas letras van desnudando la integral y pura belleza de este blog,si te va la palabra elegida, la poesía, te invito al mio,será un placer,es,
    http://ligerodeequipaje1875.blogspot.com/
    gracias, buen día, besos trovadores...

    Suerte en tu viaje...

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  20. Me ha encantado la historia, y la música es sensacional. Me has dejado sonriendo.

    Un saludo grande!

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  22. me gusto mucho y te deseo un muy buen viaje!
    Cariños!

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  23. Extenso relato e interesante.
    No te pierdas por las tabernas irlandesas :)
    Un abrazo.

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  24. Buena suerte con tu estancia en la tierras del arpa y la Guiness!
    El relato: estupendo, le has dado la vuelta a Macbeth hasta conseguir ver su lado bueno.
    Un abrazo!

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  25. Espero que todo te esté yendo bien en Irlanda y que nos informes de lo más importante que hay cada vez que uno visita un país nuevo: si se come bien.

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